¡Por fin ha llegado el verano y podemos planear viajes y escapadas con buen tiempo! Tenemos más horas para desconectar de la rutina y para alargar las tardes al solete. ¿Lo mejor? ¡La sensación de que no se hace de noche hasta pasadas las 21:00 h! Poder disfrutar de la luz natural tantas horas, nos da energía para aprovechar los días al máximo y además, poder hacer fotos preciosas de todos los planes improvisados. Si quieres saber cómo aprovechar la luz natural en verano para hacer fotos, te damos 4 trucos básicos que no fallan, ¡toma nota!
Para sacar el máximo provecho a la luz natural y que te salgan fotos espectaculares, es importante saber que la luz cambia a lo largo del día. Por la mañana suele ser más blanca e intensa, por lo que hay que ir con más cuidado para que no se nos quemen las fotos. A partir del mediodía suelen aparecer tonos más cálidos, como el amarillo, que harán que tus fotos tengan, aún más, esa luz veraniega. Por la tarde es el turno de tonos rosados, naranjas e incluso lilas, cuando el sol está desapareciendo en horizonte.
Está claro que los colores vivos y alegres son los que se asocian con el verano, ¿pero cómo me ayuda la luz? Hay que tener en cuenta si se quiere fotografiar a personas, paisajes o detalles. En cualquier caso, hay un consejo que es válido para los 3 casos: los contrastes.
Si queremos que nuestra persona u objeto destaque del resto, es importante sus colores sean los protagonistas y no haya colores que le «hagan la competencia» alrededor. De esta manera, lo que queramos fotografiar será lo primero en que se fijen los demás, cuando vean las fotos reveladas o impresas en un precioso álbum.
La luz natural es nuestra gran aliada en verano, y más aún, si queremos aprovechar las sombras y los reflejos para obtener fotos originales. Con la luz más intensa, podemos jugar con los reflejos en el mar, en los charcos, a contra-luz en los espejos o en las ventanas. Con la luz de tarde, las sombras se alargan y quedan unas fotos preciosas de veleros, de los peques corriendo por la playa o de una puesta de sol, que se esconde por el mar.
Cuando queremos que la luz natural se note en todos lados, también importan los detalles. A veces es una mariposa que se posa en un brazo, otras unos dedos entrecruzados… ¡Hay tantos detalles fotografiables! Lo importante es tener en cuenta que, al acercarnos más a ese detalle o escena que queremos destacar, la luz cambia. Y si queremos darle un toque especial a una foto, fíjate que los objetos secundarios del fondo estén bien colocados y que no se queden cortados en el encuadre.
Más allá de saber aprovechar la luz natural, lo más importante del verano, es divertirse al máximo y dejarse llevar. Por eso, aquí viene un consejo extra: nada de posar como profesionales, las mejores fotos son aquellas que salen al natural, las que capturas porque son un momento especial. Todos estos instantes los puedes revivir con un SmartAlbum o con un lienzo, pero sobre todo, habiéndolos disfrutado al máximo.
¡Feliz verano!
Anna de Hofmann
